Una vuelta de página.

 Acabo de leer "Ciudad de M" de Óscar Malca, luego de un viaje a Lima.
Usualmente paso por la ciudad con una mezcla de estupor respecto al asco que me representa la miseria y el pillaje en el que se mueve la gente. La falta de amor, luz y sombra concretas. Pienso que el libro que menciono al inicio de este posteo tiene todo aquello que me produce esa ciudad, a la que he presentido de otra forma antes de leer el libro. Siento que la pluma del autor fue como ponerme anteojos de acercamiento que han servido para definir contornos en formas que solo he anticipado con mis entrañas. 

Una cosa que más pienso, pese a que el mundo literalmente parece irse a la mierda de modo decidido (incendios, mares en temperaturas infernales, amenazas de nuevas guerras, etc), es cómo mantendré la mente ocupada, la fe en mi misma y otras cosas que siempre han estado a media caña en mi vida. Hace no mucho escuché sin yo ser vista, una conversación de mi madre con otra persona en donde hablaba ella de manera no muy halagadora sobre mí. A estas alturas de todas las cosas que se dicen sin decir sobre mí, esta nueva raya al tigre solo confirma lo alienígena que soy inclusive respecto a mi familia. Me siento apartada, sin hogar, ya desde hace mucho tiempo. No quiere decir que no haya sentido su culposo cariño o su preocupación pero eso de sentir que piensan de tí a modo de carga, mejor saltárselo. Así como esquivar cualquier recuerdo dado que, por más bueno que fuera, no compensa las cosas feas. Yo solo he pedido amor en toda mi vida, al inicio de todo quizá de un modo torpe. Pero ya estamos viejos para no darnos cuenta de lo que vale la pena y de hacerlo saber. Que los demás no lo comprendan, no es cosa mía.

Así que lo dejo allí y creo que es lo mejor que podría hacer. Amor con amor se paga.
Pensaré en quienes se dejaron y se dejan amar por mí, cada vez que el frío empiece a extender su oscuro dedo sobre mi espíritu.

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