Cuando te das cuenta de por qué nunca tuviste una casa

Durante la niñez se es elemental como el aire, el agua, el fuego, el color azul, rojo, amarillo. No se piensa Torpemente nos deslizamos por el mundo, ojos salvajes que hablan de un paraíso que pronto se perderá.

Paraíso feral.

Ahora que ando despierta, pienso que nunca pertenecí a ningún lado. Y ese bosque primitivo, no es más que un caos en el que me lanzaron sin que lo pidiera. Hoy lo confirmo, pese a tener la edad que tengo, aún es cómo si alguna parte de mí quiere convencerse de lo contrario. Puede que la piedad adquirida en la adultez matice los desencuentros. Cuando se vuelve al punto central de las cosas, al final solo encuentro lo que siempre supe. Un vacío, desamor, rechazo. Pero creo que comprendo bien por qué siempre busqué cosas en donde no las encontraría. Por qué me cuesta creer que el azul de mi cielo sí es azul y no lo que los demás creen. Supongo que mañana me repondré. Pero no deja de ser lamentable. Esta noche no me arrepiento de haber aprendido lo que conseguí saber por mí misma y no por nadie más. Espero comprender que no es que haga un drama de todo, es que simplemente soy diferente. 

Debo aferrarme a eso, porque si no, nada más tendría sentido. Inclusive el fuego que me rodea, del que siempre he sido consciente. Estaba pensando a armar algunas ideas creativas, pero esta nuevo vuelco otra vez me está distrayendo. Nadie me aceptará por cómo soy. Pero creo que si no me aferro a estos sentimientos que me componen, desapareceré. Mis sentimientos son mi único cuerpo, mi único hogar. 

Comentarios

Entradas populares