Piel

 Es bueno tener tiempo para unx. Últimamente mi vida se ha vuelto un círculo sin principio ni fin de autodeslealtades. Pero no quiero hablar más de eso, no vale la pena. Solo cabe ponerse de pie. 

Estaba pensando en algo que no podré contar a nadie. No existe más que como el reflejo de una realidad demasiado pasada, incrustada en el ámbar de mi cuerpo. Antigua como las primeras imágenes de mis sueños. Nadie lo entendería. Es más, esto que escribo es apenas un rastro, pero aquí lo dejo como un desahogo. 

Estaba pensando en eso que significa una huella cálida. Pensé en los amantes que he tenido (no muchos, la verdad). Algunos me enseñaron en medio del caos de sus mentes - unos de modo agresivo, otros de una manera que no describiré- como es más o menos mi geografía de las caricias y del dolor. 

El disfrute de sentir el lóbulo de tu oreja mordido suavemente, por ejemplo. O descubrir la desnudez de tu placer bajo las estrellas de una ciudad que parece un infierno. Cada orgasmo o suspiro placentero recorrió un mapa que guardé. Quería no perderme  en el camino de encontrar la boca de quien quisiera amarme. Y he amado más de una vez. Pienso que soy una persona afortunada. 

Así encontré sus labios. La indulgencia de ellos. No tuve piedad de quién era, ni de su miedo al amor. Ni de sus ojos temerosos de encontrarme a mí, desnuda, hermosa, un ramo de flores ardiendo. Nunca olvidaré cómo tampoco esa persona decidió no tener miedo del animal enamorado que soy. 

Nunca he encontrado más belleza que la de mis ojos cuando he sido acariciada por ese rayo que significa amar. 

La agitación de un cuerpo que sabe lo que busca en la oscuridad es una de esas lucideces que rara vez se experimentan en la vida. En la noche, las estrellas eran una idea aparentemente inmóvil bajo la cual se ocultaba todo lo que sentía cada pálpito propio, voraz, mío. 

Pocas he sido yo misma. Aunque creo que para los demás esa persona que soy yo ha dejado de existir, ese jardín en llamas que es mi alma sigue siendo yo. La agitación de mi corazón sabiendo que te había encontrado es una de esas evidencias que demuestran que sigo viva y mi sangre es roja. 

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