Fácil es hablar

Hay historias en las que hay cierta posibilidad de diálogo que puedes formular en el futuro. Hay otras en las que no hay chance: involucra como personaje un familiar narcisista, por ejemplo. O alguien con esquizofrenia en un nivel casi funcional. Da lo mismo.

Lo bueno de esta edad, supongo, es darte cuenta (mejor dicho, convencerse convenientemente de) que todo es un caos. Todo, casi, es arbitrario. Son pequeñas esferas de aparente rutina y predictibilidad regidas, en el fondo, por azares.

Me tomó toda la pandemia darle un poco de sentido a lo que pasa, y ya en mi esfera personal, creo que queda más claro. Es una explicación menos desestabilizante que una optimista. 

En ese caos, me encuentro a mí misma y esta vez no me espanto tanto. 



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