In a manner of speaking

La vida de los tabúes.

Estoy en una pequeña encrucijada. Pequeña, porque es un paso, nada más, de varios que conducen una vida más larga (eso espero creer). Estoy entre dos trabajos. Uno de ellos tiene más relación con mi carrera que el otro. En uno debo plantear planes de difusión cultural. En otro, asistir a personas para que empleen de mejor modo adobe connect (los usuarios son CEOs de empresas, y los profesores, ídem. o sea, pesados, engreídos y autoritarios). Tengo contrato con el primer empleo, el cual se está volviendo inestable debido a la coyuntura de la crisis del covid19 (lo que posiblemente signifique que en el futuro, gracias a la "ciudadanía" que conforma mi país, se extienda más y así se ponga en peligro el retorno progresivo a nuestras actividades. Irresponsables de...).

Ello significa que últimamente ando ocupada todo el día. Esta semana, un poco más libre, me he encontrado extraviada. No he sabido exactamente a donde dirigir mi tiempo. Veo mucho internet, leo poco, escucho poca música. Hace mucho que ando en este proceso, este no es un producto de la crisis por el virus, aunque esta situación cataliza esta inercia. Estoy aburrida, es como si me hubiese permitido hacer desaparecer el placer de mi vida.

¿Qué es el placer en estos días? ¿Importa? Antes, he dedicado años enteros al placer, al sexo y al amor. Los resultados de abandonarme en este camino azaroso fueron terribles: aprendizajes sentimentales mediocres, darme cuenta después de una gran ruptura que había construído mis días buscando alguien que me amara y no buscando un lugar donde poder refugiarme por mi propia cuenta, que nunca había creído en mí misma. Sobre eso último, puedo culpar a mis padres, pero no lo haré (aunque sí influyeron en ese proceso).

La última resolución que tomé fue que iba a dejar de buscar amor. Me dedicaría por completo a mi carrera. Me estaba yendo bien. Ahora me está yendo mucho mejor de lo que hubiese esperado, pero dejé mi carrera para dedicarme a otras cosas. Pienso que, por una cuestión de mucha fortuna, esta nueva ruta me ha ayudado a sobrevivir. Pero no se si al lugar que quiero dentro de mí misma.

Fuera de esas decisiones, el proceso de enamorarme otra vez ha sido difícil. Al inicio sentí una agresión total sobre mí, mi forma de vivir mis sentimientos (y , por lo tanto, mi cuerpo). Una falta de amor. Las cosas han cambiado, pero siento que me hubiese puesto una coraza que me impiden verme a mi misma como una mujer con un arte adentro, sino como un ser asexuado, adulto, con responsabilidades para los demás, no para sí. Me ha abandonado ese natural egoísmo que me permitía hacer tiempo para pensar y generar mis propias cosas, mis propias ideas.

Mi arte se ha refundido en algún lado de mis manos y mis ojos. Lo esquivo, ciegamente. A veces, al salir a la calle y encontrarme con gente que me recuerda a mi, me brota una lágrima que no permito que salga. Me toca el corazón, la piel, de una manera erótica... pero no con respecto al estímulo sino con relación a mi propio ego, herido y malinterpretado.

Cualquier acercamiento a esa persona que era yo, me hace tocar los barrotes de mi cárcel para quemarme las manos.

Viendo la situación general en la que muchos artistas se encuentran a raíz de esta crisis me hace pensar en la seguridad que tengo ahora y con la que estoy en  agradecimiento. Pero, por otro lado, la sensación de estar muerta en vida, se hace presente. A nadie le cuento de ésto. Debo fingir todo el rato, debo ocultar que ando bien. Pero estoy cansada de tener que autofagocitarme todo el día. En fin, tengo la costumbre practicada desde pequeña. Lo que significa que no moriré, pero ¿qué será de mi cabeza....?

Comentarios

Entradas populares