En un momento debo volver a coger la brocha de pintura.

Me pondré la mascarilla y regresare a pintar el trabajo que queda pendiente. Voy a pensar, nuevamente, que a mi alrededor existe una fuerza cálida que me acompaña. No se si deba pensar en que soy yo misma, quizás si deba. Porque no puedo imaginar una fuerza tan cálida que me quiera tan profundamente.

Debo recordar que nací sola y moriré sola. Algo que, por las carencias que he sufrido y he deseado llenar, he debido aprender hace mucho para dejarme de pelotudeces.

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