Bukowski

Cuando entre niña / adolescente, vi el creciente interés por este escritor. Nunca quise leerlo: normalmente quienes suelen ensalzar escritores relativamente actuales de esa manera tan dedicada me suscitan desconfianza profunda en relación a sus recomendaciones de manera casi instintiva desde que soy chica. 

En la universidad, lo mismo. Mis amigos de esa época, al igual que yo, estudiaban literatura en una universidad privada y costosa. Tenían por dios este autor a quién, supongo, en la noche sacrificaban su juventud privilegiada en un altar autocompasivo y pseudo vital: Bukowski, el rey de lo subterráneo que asumía su propia deriva en los márgenes de su supervivencia... y mis amigos, estudiantes de clase media cuyos padres podían pagarles una carrera tan inútil como cara en un sitio como ese. Solían contarme en los intermedios de las clases las travesuras nocturnas: levantarse una chica entre varios y tirársela sin preservativo, sus viajes con ketamina, coca,  alcohol y marihuana. Pensándolo bien y de manera retroactiva, yo era una chica que en ese entonces parecía menor de la edad que tenía y poseía una mirada realmente ingenua. Era como una monja en un prostíbulo... Vaya,  aún me asombra recordar quién fui. Pero esa es otra historia sin importancia, como todo lo que escribo aquí. 

Regresando a Bukowski, durante mi adultez rechacé de manera consistente su lectura. Recién fue que hace 7 años que me abrí a él. Vi con mi novia de entonces una película basada en una de sus historias: Barfly. Después de checarla, le dije a ella que me gustaba el ritmo, la manera desprejuiciada y empática con que se mostraba los personajes de la trama. Ella, una fan dedicada de Buko (como ella le llama); me comenta que así como ese film,  sus libros tienen efectivamente esos retratos de lo marginal... sin embargo, su escritura estaba alejada del amarillismo alcohólico/yonqui que quizás algunos de sus fans han querido ver para ser indulgentes consigo mismos.

En fin: En ese film encontré una historia cálida, sin juicio, interesada en contarse por sí sola; independiente de quién preste atención a lo mostrado, pese a que tiene esa aura que convoca a que le prestes atención tal como ocurre cuando escuchas el relato de un amigo entre cervezas. 

Con el tiempo he leído algunas de las historias y poemas de Bukowski; nunca de manera sostenida, la verdad. Lo que  hasta el momento he encontrado para mí es una persona que hizo de sí misma un instrumento de humanidad y que mostró a través de sus historias el brillo en aquello que el resto solo puede llegar a ver basura: Ninguna necesidad de rescatar a algún héroe que sobrelleva una épica dificultad. Ese punto de partida,  para una persona como yo que ha vivido en una ciudad tan triste como mediocre, es motivo suficiente para leerlo... Al fin y al cabo, me siento sola y necesito la compañía de alguien que no me juzgue.

Voy a leer por primera vez a Bukowski en sus textos originales.


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