No importa el pasado, tampoco el presente. En realidad, nada.

No importa cuanto hagas materialmente por amarrar tu existencia colgando un cuadro, guardando un recuerdo, una fotografía, la memoria de un beso, una caricia, el recuerdo salvaje del placer o del dolor, trayendo a cuento la satisfacción de haber hecho un poema bien bien hecho, haber saboreado  una cerveza en buena compañía. No importa nada: igual morirás.

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